La bodega Fincas de Azabache fue creada en 2015 como apéndice de Viñedos de Aldeanueva. Una expresión vitivinícola de Rioja Oriental, con viñas localizadas a una altitud de entre trescientos cincuenta y seiscientos metros sobre el nivel del mar, influenciadas por una condición climatológica continental con influencia atlántica y mediterránea. Tempranillo, Garnacha y Mazuelo forman el trío varietal que da luz a este vino tinto crianza, vendimia seleccionada, en edición de añada 2019, que he podido catar y degustar durante una visita a Calahorra, durante la que en un establecimiento de restauración de la ciudad, lo he armonizado con un taco de bacalao asado sobre crema de ajo arriero. Proceso convencional de vinificado, tras una selección de grano, acabando con un tiempo de maduración de doce meses en barricas de madera de roble francés y americano. En copa parada muestra una cromática picota con reflejos púrpura, óptima limpieza y brillo. La nariz exhibe nostalgias de fruta roja y negra en sazón, balsámicos y algún guiño especiado. Abre en boca con amplitud, media fluidez en el recorrido, frescura y tono de sabrosa acidez, taninos golosos y de buen afinado. Finaliza con notable persistencia y retronasal que expresa memorias de confituras de fruta roja, guiño de regaliz y fondo de tostados. Si a estas alturas aún hay quienes creen que al pescado solo le va el vino blanco, tal vez deberían revisar sus principios gastronómicos. Estupenda coordinación.
Puntos El Alma del Vino : 16’25/20.
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