Durante un largo periodo de tiempo me vi obligado a aparcar la actividad de mi cuaderno de bitácora de divulgación vitivinícola. Las obligaciones surgidas en el camino en defensa de los derechos de reconocimiento y reparación de las víctimas de violencia sexual durante la infancia y la adolescencia me llevaron a otra ruta, a otro universo. Llevo ya un par de meses publicando fichas y experiencias personales de cata en las redes sociales y también con puntuaciones en un espacio abierto en la plataforma WordPress https://almavinocuatre.wordpress.com/ Siempre dije que debo mucho a la cultura vitivinícola, que en los peores momentos, me sirvió de válvula de escape, de silencioso y a veces, no tanto, compañero de calma, paciencia y sosiego. Recuerdo y quiero hacerlo en estas líneas de prólogo a esta segunda etapa, a varios hombres de vino. A Ezequiel García, que desde su Anguciana natal, me aleccionó durante varias jornadas, sobre métodos, tipos de uva, terrenos y laboratorios. Fueron charlas distendidas, pero sobre todo un honor para mi poder comer, beber, hablar, compartir e incluso debatir con uno de los más grandes elaboradores de la historia de la denominación de origen Rioja. Recuerdo y quiero hacerlo a Francisco Calvache, un hombre de vino que se nos fue, con el que tuve una relación de buena amistad en la distancia, al que nunca llegué a conocer en persona y sin embargo me transmitió en varias ocasiones su aprecio y empatía, máxime después de un artículo que escribí y que él desde Alboloduy, quiso compartir. Firmamos ambos un pacto tácito, un puente entre Almería y La Rioja, que nunca he olvidado. Todos los vinos que caté y sobre los que escribí forman ya parte de mi existencia, a una media de mil doscientos doce al año, contribuciones de bodegas y vitivinicultores, adquisiciones propias, referencias compartidas por compañeras y compañeros de catas programadas y espontáneas.
En esta segunda etapa sigo con la máxima de que todo descorche es un aprendizaje, que del vino y su cultura nunca termina uno de aprender. Y en esa línea seguiré escribiendo aquí, artículos más largos, no de todos los vinos, solo de aquellos que, puntuaciones al margen, logren erizarme el vello, me digan algo, hablen y demuestren identidad y personalidad propia. Ese es mi faro, mi línea editorial, siempre desde el respeto.
Espero seguir contando con su fidelidad y seguimiento. Arrancamos.
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