Cuando te acercas a un vino elaborado con fruta de la casta Pinot Noir, uvas que surgen de viñas que cumplen su ciclo vegetativo en altitud, esperas una daga amable durante la cata, una frescura sabrosa, un recorrido que te traslade a una racha de viento, a un plano superior en el que quienes disfrutamos con el vino en general y con látigos controlados de acidez en particular, nos podamos sentir satisfechos. Es el caso de este vino en edición de añada 2022, que Elena Walch plantea en el mercado con franqueza indudable, respetando los patrones identitarios de la varietal.
El Blauburgunder de Elena Walch nació en el corazón de Termeno, una localidad del Tirol del Sur.
En su elaboración, se incluye un contacto con los hollejos durante un período de diez días y se somete a un proceso de fermentación lenta, seguida de una fase maloláctica. Posteriormente, la maduración se lleva a cabo en barricas de madera de roble y en acero inoxidable, en proporciones diferentes.
Tras el descorche, asoma un vino de cromatismo impecable, limpio y brillante, naciendo en la cercanía aromática nostalgias de fruta roja en sazón, guiño fino balsámico y un redondeo especiado. Impera una fruta sabrosa. La boca arranca con plenitud, fluido en el paso, con frescura y buena traza de acidez, amable y goloso. Buena delicada tanicidad y una agradable persistencia. Es un vino que recorre boca, encías, lengua y paladar con notas muy agradables, tic de cierta mineralidad y una estructura cuidada y digna de aplauso. Garantía identitaria de la influencia del clima mediterráneo alpino del Alto Adige. Rutilante fruta madre.
El Blauburgunder de Elena Walch nació en el corazón de Termeno, una localidad del Tirol del Sur.
En su elaboración, se incluye un contacto con los hollejos durante un período de diez días y se somete a un proceso de fermentación lenta, seguida de una fase maloláctica. Posteriormente, la maduración se lleva a cabo en barricas de madera de roble y en acero inoxidable, en proporciones diferentes.
Tras el descorche, asoma un vino de cromatismo impecable, limpio y brillante, naciendo en la cercanía aromática nostalgias de fruta roja en sazón, guiño fino balsámico y un redondeo especiado. Impera una fruta sabrosa. La boca arranca con plenitud, fluido en el paso, con frescura y buena traza de acidez, amable y goloso. Buena delicada tanicidad y una agradable persistencia. Es un vino que recorre boca, encías, lengua y paladar con notas muy agradables, tic de cierta mineralidad y una estructura cuidada y digna de aplauso. Garantía identitaria de la influencia del clima mediterráneo alpino del Alto Adige. Rutilante fruta madre.
Puntos El Alma del Vino : 17’50/20.
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