Jean-Luc Thunevin Bad Boy 2020.


 Durante mi primera visita a los Premieur de Burdeos, hace ya unos cuantos años, allá por 2011, conocí en persona a Jean-Luc Thunevin en sede de su legendario garage, enclavado en pleno corazón del municipio de Saint-Émilion. Tengo imágenes de recuerdo y memoria de la larga colección de vinos que allí pude catar hasta el punto de lograr una indisimulada violet sourire. Una de ellas fue este Bad Boy en su edición primeur de la añada 2011. El presente me ha llevado hasta la añada 2020, un vino que explosiona la Merlot de Burdeos, acompañada por un porcentaje menor de uvas de Cabernet Franc. Quienes seguimos desde la lejanía espacial, pero no temporal el trabajo de este vitivinicultor francés, tenemos una perspectiva de su labor, ajustada a su larga lista de elaboraciones, muy imbricadas con la identidad bordelesa pero reivindicando ese punto golfo, diferencial, al menos en algunas de ellas. Es de sobra conocido que fue el ubicuo Robert Parker quien calificó a Thunevin como “bad boy” y que de aquel peculiar apodo surgió el bautismo de este referente. La fruta que da a luz este vino madura en cepas de más de cuarenta años de antigüedad que cumplen el ciclo vegetativo asentadas en suelos de composición arcillo calcáreo y que en gran parte se alinean en terrenos de la zona de Fronsac .La maduración se prolonga durante dieciocho meses en barricas de madera nueva de roble francés. El resultado es un arrebato de fruta, con una estampa profunda, púrpura, que deja paso en la cercanía aromática a memorias de fruta negra madura, matices balsámicos. Limpieza en el perfume, sin que la influencia de la madera que le sirve de continente en la crianza, le haga sombra. Es ligeramente floral, con notas de bombón inglés, mentolados, regaliz, cacao y algún ramillete de violetas. La boca asoma con carácter graso, intenso, larga traza de acidez, envolvencia, muy en clave ducha de fruta, con un riego por aspersión, lluvia localizada de mucha y buena fruta. El Bad Boy 2020 es un vino espectacular, que logra poner en evidencia las diferencias entre lo excepcional y la mediocridad, sugerente, embriagador, que tapiza boca y paladar, que despierta las encías del letargo, que provoca la salivación y reivindica el indudable poder de la Merlot de la Rive Droite. Delicioso.

Puntos El Alma del Vino : 18(20).

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