Mi vino principal en la mesa de la cena de Nochebuena este año, demostró estar en un estupendo momento de consumo y degustación. La edición de añada 2019 del Valenciso Graciano se expresó con silvestre y refinada intención, puede que tímido tras el descorche y primer servicio en copa, pero con brevedad se puso al frente de la capacidad de revelación identitaria que se le presupone a un vino monovarietal de esta casta. Indudable influencia climatológica atlántica, con fruta madre procedente de cepas ubicadas en Haro y Ollauri. El ciclo vegetativo de larga duración de la uva Graciano hizo que la cosecha se llevara a buen término el día once del mes de octubre, llevando a cabo la fermentación en depósito de cemento, y armando una maduración de dieciséis meses en barrica de madera de roble del Cáucaso. Escenario en copa que marca un cromatismo rojo cereza con algún tono violáceo, recuerdos aromáticos de fruta negra, balsámicos muy agradables, guiños silvestres y planta diente de león. La boca arranca sabrosa, con buen lineal de acidez, taninos golosos, buena prolongación y calidez, esta muy bien equilibrada con la personalidad fresca de la Graciano. Fruta y roble pasean por boca y paladar de la mano. En la retronasal hay gestos especiados en segundo plano. Una magnifica expresión identitaria en un vino singular y en una estupenda edición de vendimia.
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