Catar y degustar vinos como el presente hacen bueno el concepto de ducha de fruta, que me gusta usar para describir esa sensación mediante la cual lengua, encías y paladar se ven asaltados gratamente por un explosión de fruta. Gozada. Si además este placer llega mediante un vino monovarietal, este de la casta Mazuelo, mi satisfacción es plena. Uvas procedentes de viñedo situado en un barranco protegido, que responde al nombre de Las Carretas, y que goza de buena orientación con horas largas de sol, lo que facilita la óptima maduración del fruto. Tras la fase de vendimia, se procede en bodega con un proceso de vinificación convencional, madurando durante un año en barricas de madera de roble francés y americano, previamente envinadas. La Cariñena mediterránea, en La Rioja también conocida como Mazuela, tiene en Valserrano una limpia representante, auspiciada bajo la dirección técnica del enólogo Jaime de Simón. Descorcho, sirvo en copa y admiro. Rojo picota con reflejos grana y violáceos, muy limpio y brillante. En la aproximación a nariz surgen memorias de fruta negra en sazón, dominante por encima de evocaciones a especiados, pimienta rosa, alguna flor violeta, balsámicos y hacia el epílogo notas que me recuerdan crema francesa. Boca que arranca con amplitud, longitud, viveza tánica, un chorro de frescura y buen tiro de acidez. Media alta sensación de persistencia, con la retronasal que apuntala las notas de fruta roja y negra maduras, mermeladas y sutil sugerencia de mineralidad. Una notable edición de cosecha, con volumen y jugosidad.
Identidad y expresión.
Puntos El Alma del Vino : 17/20.
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