Javier Álvarez pasa por ser un heterodoxo del vino, y no solo porque de ese modo haya dado nombre a un libro en el que sobre todo busca honrar la memoria de su padre añadiendo reflexiones de inicio tan positivas, o a mi me lo parece, como “los sueños son para intentar cumplirlos y es posible lograrlos” y “la muerte de mi padre me enseñó en lo profundo de mi alma que estamos de paso y ese tiempo que nos toque vivir tiene que ser intenso, sincero y noble”. Porque Álvarez tiene aspecto de ir por libre, de rechazar los dogmas y de algún modo despreciar el pensamiento único. Verso libre de la vitivinicultura. Atractiva línea argumental. Y esta noche después de construir una de mis legendarias afinadas tortillas de patata, con cebolla, he descorchado su Jarabe en edición de vendimia 2020. Suelo ver a Javier por las redes sociales, armonizando sus referencias con suculentas elaboraciones gastronómicas y estoy seguro que apreciará mi esfuerzo heterodoxo, trazado en esa dirección. Es este Jarabe, una Mencía berciana, elaborado con uvas de esa varietal, una de mis predilectas, procedentes del término de Los Barrios, en Ponferrada. Cepas asentadas en suelos de componente aluvial, que cumplen su ciclo vegetativo influenciadas por una climatología continental y que se ubican a una altura de entre quinientos y seiscientos metros sobre el nivel del mar. Cosecha manual del fruto y vinificación convencional que termina con un período de maduración de un año en barricas de madera de roble francés. Estética roja picota, limpia y brillante, reflejos grana, exhibiendo en la cercanía aromática nostalgias de fruta roja en sazón, tic de confitura, los terpenoides de la Mencía dan su juego. Anoto en mi agenda, un segundo plano de memorias balsámicas y alguna seña de matorral. La entrada en boca es fina y sugerente, se despliega con perfil fresco y un buen tiro de acidez, dejando también un espacio de calidez. Equilibrio y taninos golosos y pulidos. Buena clave de persistencia. Sapidez y apreciable estructura. Pues eso, saltándome dogmas y entresijos puristas, con la tortilla de patata, un tierno abrazo.
Puntos El Alma del Vino : 17’25/20.
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