Vino catado en el año 2018, en Haro.
Nacido manchego y afincado en La Rioja tras pasar por sus estudios de enología en la prestigiosa Universidad de Burdeos, en el presente está considerado como uno de los cincuenta enólogos excepcionales surgidos de esa institución pedagógica. Basilio es directo, se expresa con una mezcla de seriedad y sarcasmo, guiña sus ojos y sonríe cuando es necesario, comparte si le escuchas y a cada golpe de sacacorchos y copa, piensa y habla, comenta y gesticula. Incluso es capaz de enojarse recordando y de emocionarse abriendo un íntimo diccionario de francés, país que admira y en donde goza de buenas amistades. Pero más allá, Basilio Izquierdo, con el que presumo de haber compartido sesiones de cata interminables y brillantes a la par, es una institución de la cultura del vino y el viñedo, capaz de dar luz a una conversación con innumerables anécdotas, relicario de experiencias sublimes en su historia profesional. La energía sale del amor al oficio, hago lo que me gusta. No son palabras huecas, cuando las lees saliendo del interior de Basilio, al contrario quien le conoce, sabe que le encanta lo que hace. Rebobina y plasma su objetivo respecto al Acodo Orange Wine sin mencionar al Cáucaso, localización que se supone como la primera en realizar este tipo de elaboración entre cinco y seis mil años atrás. Es posible, y no lo constaté, que Basilio ni siquiera sepa que es una kvevri, ánforas de terracota o arcilla que servían de continente, enterradas en el subsuelo, para facilitar la labor a aquellos antepasados vitivinicultores que no usaban levaduras y que antes bien se servían del ambiente subterráneo para aportar un control de temperatura casi instintivo. Tampoco menciona a Josko Gravner, elaborador del Friuli italiano, al que se le concede el honor de haber reinventado los legendarios vinos naranja caucásicos. Basilio Izquierdo tiene mando y personalidad, no precisa de vasos comunicantes y tampoco de manuales, más allá de los precisos. De hecho su conocimiento respecto a la existencia del vino naranja, le llega de Francia, donde los conoció. Luego creyó oportuno lanzarse a la experiencia de elaborar uno bajo el estandarte de la denominación de origen Rioja, uva blanca y fermentación con hollejos, un vino blanco tratado en la elaboración con algunos parámetros de un vino tinto. Un vino estructurado, con cierta tanicidad, exuberante pero serio, que sea capaz de expresar más allá de lo convencional, sorprendiendo a quienes se decidan a descorchar una botella y proceder a su degustación. Basilio apuesta por una experiencia nueva, muy poco habitual en la denominación, saliéndose de lo habitual, dando rienda suelta a sus retos y a una más que garantizada capacidad personal. Como si fuera un joven zagal rodeado de damajuanas y barricas que quisiera avanzar dando vida a vinos apasionantes, relevantes y deslumbrantes. Fruta de viura y garnacha blanca procedente de viñas de más de cincuenta años de antigüedad, vendimiada en modo manual y amparada en un proceso de cosecha que cumple con los cánones precisos de selección de calidad, transportada a bodega a la mayor brevedad posible, así comienza la historia del Acodo Orange Wine que pude catar y degustar en su edición de añada 2016. Ya en las instalaciones de la bodega, Basilio selecciona las uvas, iniciando un despalillado y un prensado de granos enteros, continuando con una maceración con pieles que tiene lugar en depósitos de acero inoxidable. Posterior fermentación del mosto flor en barricas de madera nueva de roble francés en presencia de las lías, estableciendo dos removidos semanales durante los seis primeros meses. Finalmente, se lleva a buen término una maduración de un año en barricas viejas de roble francés. Llega luego el feliz alumbramiento, con una estampa que más que anaranjada, como narra la leyenda, se me antoja amarilla ambarina, limpieza y brillo con algunos reflejos metálicos aparentes. La proximidad desde el interior de la copa a la nariz muestra nostalgias frutales blancas, ciruelas claudia y finos cítricos escarchados, escasos guiños florales, con gestos olfativos salinos y alguna estela balsámica y almibarada de menor intensidad. La sensación en boca es suave y cremosa, amplia, esgrimiendo unos cauces de acidez bien armados, proyectados en el paso, con equilibrio y untuosidad, buena prolongación y notas tánicas de media expresión. La conjunción de la perla blanca de Rioja, la viura, y la garnacha blanca se muestra emblemática y colabora con el guión en ensalzar un vino con una magnífica balanza en cuanto a expresión gustativa. Más allá de recursos literarios y nostálgicas leyendas caucásicas, el Orange Wine de Basilio es un vino blanco que quiere ser tinto, pero que sin lograrlo, deja el sello de una elaboración premeditada que desemboca en el mar de la genialidad, la de un hombre de vino, que plantea recursos, ideas, exaltaciones y para quién lo estético más allá de bonito, empieza por esculpirse en un taller, el de su bodega, reducto en el que la imaginación no es un ente etéreo, sino que con tenacidad puede cristalizarse en algo tan real como efectivo. Basilio sigue sus normas. Con ellas, siempre acaba conquistando nuestros paladares. Un vino blanco para sorprender y emocionar.
Puntos El Alma del Vino : 17’50/20.
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