Catado en diciembre de 2018, en Haro.
Monovarietal de la casta garnacha para cuya elaboración se utilizan frutos vendimiados en parcelas localizadas a una altitud de quinientos cincuenta metros en pleno corazón de la Rioja Alta, cuyos viñedos apuntan una antiguedad de entre veinticinco y treinta años. Un cava brut reserva que acredita una crianza que sobrepasa los dieciocho meses sobre lías y que coincide con el centenario cumplido desde la fecha en la que Bodegas Bilbaínas, con el asesoramiento de un maestro champanero de Epernay, comenzó a elaborar vinos espumosos.
Un blanc de noirs cómodo, amable en el paso, que abunda en la seña de la fruta que le da vida, equilibrado y dotado de una buena condición en cuanto a intensidad aromática. Tras la vendimia manual, se procede, con la fruta ya en bodega, a realizar un suave prensado, con mínima extracción de color, obteniendo el vino base con una fermentación de temperatura controlada. Tiraje, siguiendo los cauces tradicionales del método, y rienda suelta a la maduración que tiene lugar en el interior de la botella.
En copa parada exhibe un cromatismo amarillo rosáceo suave, con reflejos acerados y piel de cebolla, buen brillo y burbuja muy fina. Nariz que proclama evocadoras notas de fruta roja en sazón, guía cítrica, algunas señas de pera Red Anjou y grosellas, mantiene en segunda instancia algunos motivos florales y un apunte de hinojo y muy distante pastelería, de hecho este descriptor no surge hasta la segunda copa, y lo hace con timidez.
La fruta deja un componente goloso en la fragancia, y se ve complementada con notas de perfume, que evocan de un modo fundamental flores y balsámicos.
Boca sabrosa, fina en su avance, con la traza de acidez justa, la que corresponde con la personalidad varietal de la garnacha, guiñando el ojo en cuanto a dulzor y abriendo una buena sensación de frescura. Envolvente en grado medio, llega hasta la parte final de la cata con buen criterio de viveza. Las burbujas no se recrean en exceso, incluso pasan un tanto desapercibidas, dando al cava más perfil de vino que de espumante.
Retronasal que habla de frutos rojos, fruta blanca, cítricos, flores blancas y rojas, y en la despedida un brote balsámico que redondea su expresión, dando una nota de prolongación que se expresa muy frutal. Sabroso y delicado.
Puntos El Alma del Vino : 17’50/20.
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