Nunca me cansaré de loar el trabajo de las bodegas del Marco de Jerez, de apreciar su sinfonía eterna de complejidad, de reconocer el pentagrama ilimitado de notas que surgen de la albariza en el suelo del viñedo, de hacer apología de lo que, en mi opinión, es una de las panaceas de la vitivinicultura española. La referencia Palo Cortado Wellington VOS de Bodegas Hidalgo La Gitana encumbra la variedad Palomino Fino a cotas muy elevadas, enmarcando la identidad de los viñedos Pagos de Balbiana y Miraflores y ensalzando la peculiaridad de esa albariza blanca que tanto juego ha dado desde tiempo inmemorial. Como escribió el genial Pérez Galdós en su obra La vuelta al mundo en la Numancia de 1906 :“ Vamos, no sea remolón: nos espera el amigo jerez, que es mi alegría y el descanso de mis penas ”. Es mi elogio, una de mis pasiones y revelaciones. Viñas que cumplen su ciclo vegetativo bajo una influencia climatológica atlántica con apuntes mediterráneos. Tras la cosecha del fruto, la fermentación alcohólica se lleva a buen término aprovechando las levaduras naturales. Acabada la fermentación, los mostos se fortifican con alcohol vínico hasta los quince grados y después armando el sistema tradicional de Criaderas y Soleras, se madura en botas de roble americano durante más de veinte años. Tras el primer servicio en copa esgrime un cromatismo ambarino oscuro, limpio, brillante, con recuerdos en nariz que hablan de frutos secos, cacao, coco y fina compota y siropes. Arranca en boca con un guiño sabroso de acidez, sápido y salino, equilibrio y untuosidad, largo y con el tic oxidativo muy elegante, generoso inapelable. Buena clave de persistencia, con la retronasal que relata evocaciones similares a la fase aromática, finalizando con la salinidad bendita. Un vino emotivo, noble, de largo trago y profusa ensoñación.
Puntos El Alma del Vino : 17’75/20.

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