Vino catado el mes de octubre de 2023, en Haro.
La Cantarada de los Mozos San Prudencio es una referencia que caté a finales del año 2023, y que pertenece a la galería de retratos vitivinícolas de la bodega que dirige con buen pulso Pilar Fernández Eguiluz. Tempranillo y Viura dan vida a este vino tinto singular de la denominación de origen Rioja, conjunción varietal que representa un modo secular de elaboración en la tierra de los siete valles. La uva que yo llamo con cariño, perla blanca de Rioja, aporta a los vinos de los que forma parte, nivel equilibrado de acidez, estructura y ligereza. También tiene una buena balanza en concentración de azúcares lo que favorece las fermentaciones y la producción de vinos blancos de crianza. Con la Tempranillo como base mayoritaria, sirve de utilidad como inyectora de acidez y frescura. Elaborado con uvas procedentes de una parcela única, bautizada con el nombre de San Prudencio, a la que como instruye Pilar hay que acceder caminando, es obra de esfuerzo, cariño y dedicación. La propia Pilar cuenta, en una entrevista realizada por el periodista Fernando Bóveda, la anécdota preciosa: “Le traje el vino a mi padre y se lo enseñé, asintió pero sólo dio su beneplácito cuando, a la pregunta de qué iba a hacer con el blanco le respondí que mezclarlo.” “Muy bien hija, como siempre se ha hecho”, dice que le respondió. San Prudencio es un terreno con viñedo de mas de cien años, asentados en suelos muy pobres de componente arcillo calcáreo. Vinificación convencional con maduración en barrica de madera de roble francés, segundo uso, por un periodo de diez meses. Tras el descorche y servicio en copa exhibe una cromática roja picota, limpio, brillante y de media intensidad. La nariz descubre memorias de fruta roja en sazón, kirsch, finos balsámicos, tic de matorral, arcilla blanca. Muy sugerente perfume. La boca abre muy sabrosa, fruta por doquier, lineal de acidez prolongado y amable, prolonga dócil y jugoso. Hay equilibrio y en mi opinión, mucha identidad. Fogoso aunque sutil, esbelto pero profundo. Media alta nota de persistencia. En la retronasal abunda en fruta roja y en esa expresión de mineralidad que muchos consideran más romántica que evidente, y que yo siempre defenderé como muy real. Pocos cuentos, una magnífica añada para un vino que desmitifica la fábula.
Puntos El Alma del Vino : 17’50/20.


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