Cuando mencionamos los pagos Balbaina y Miraflores, todos los amantes de la cultura vitivinícola deberíamos ponernos de rodillas y con actitud ascética, lanzar una loa de postración al dios Baco. Porque hablamos de una zona geográfica privilegiada, el Pago de Balbaína se ubica, atravesado de norte a sur, junto a la calzada romana denominada “Vía Augusta”, que unía los Pirineos con Cádiz. Miraflores, en Sanlúcar de Barrameda, presenta suelos calcáreos de albariza de lentejuela y de lustrillos, arcillo-calcáreo, en superficie. “El llamado vino ‘de yema’ o ’flor’
procede del mosto conseguido en un primer prensado. Traducido en litros, viene a dar un sesenta o sesenta y cinco porcentual del peso de la uva, aunque esa cantidad como la misma entereza del mosto, dependerá un poco de la mayor o menor presión ejercida en el inicial estrujado de los racimos”, así lo incluía en una de sus obras, el escritor jerezano José Manuel Caballero Bonald. Y así funciona con esta referencia de la bodega Hidalgo La Gitana, una manzanilla en rama, suculenta, dotada de esa inconfundible expresión salina, ineludible influencia de, por una parte el océano atlántico y, por otro, el continente africano, con la confluencia de ambos vientos en esas queridas tierras. Suelos, ricos en carbonato cálcico, arcilla y arena, así como en varios minerales, fósiles marinos, magnesio, hierro y yeso. De la bota a la copa, el palomino fino de soleras centenarias, con ocho años de maduración en madera de roble americano de ciento cincuenta años. Elaboración bajo el sello de pasada. En copa parada muestra una cromática amarilla pajiza, limpia y brillante, aromática que muestra la influencia de las levaduras y la crianza biológica, memorias de almendra, matorral de monte bajo, salinidad. La boca presume con una entrada llena de viveza, prolongada, amplia, longitudinal, imprime frescura dentro de un concepto de vino seco, abierto y mineral. Paso graso y una estupenda seña de persistencia. Ejemplo claro de la personalidad de Jerez y de la albariza como soporte físico de la vid.
Puntos El Alma del Vino : 17’75/20.
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