Vino catado el mes de diciembre de 2019, en Irún.
Me encanta recuperar de mi agenda personal, referencias que caté y disfruté en un pasado cercano y de las que por circunstancias no pude escribir más que breves apuntes para no perder su recuerdo. Es el caso de este Plácet de Valtomelloso, en edición de añada 2018, que caté y degusté durante una comida familiar, allá por el mes de diciembre de 2019. Un monovarietal de la perla blanca de Rioja, uvas de Viura, procedentes de un viñedo ubicado en el paraje de Valtomelloso, ladera de fina pendiente en las faldas del Monte Yerga. Orientaciones cardinales este y sudeste, a una altitud de quinientos cincuenta metros sobre en nivel del mar. Los suelos acreditan una composición calcárea , arcillo-ferrosa, con presencia de canto rodado. Influencia atlántica en un vino de perfil mediterráneo. Cosecha manual del fruto y selección del grano en el instante de la entrada en bodega, despalillado parcial, estrujado y prensado, luego el mosto fermenta con lías en fudres ovales de madera, fermentado maloláctico espontáneo y maduración de un año en madera de roble. De mis apuntes saco estas conclusiones, cromática amarillo pajizo de buena intensidad, limpieza y brillo, leves reflejos dorados, recuerdos aromáticos cítricos, alguna flor blanca, especiados y tic anisado, evocaciones de infusión, pu erh tea. Abre en boca con sensación de equilibrio, paso graso, frescura y buena condición de la acidez, volumen, medio glicérico, profundo, identitario, con la influencia de la madera integrada, dejando que la fruta cumpla con un protagonismo principal. Un buen recuerdo de un pasado cercano, traído al presente. Gloria a la memoria.
Puntos El Alma del Vino: 17’75/20.
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