Dehesa del Carrizal Chardonnay 2021.


La tarea de habilitar una variedad de uva a un entorno poco proclive o simplemente no experimentado hasta ese momento, es a veces una especie de espada Excalibur para los hombres y mujeres de la viticultura. Porque más allá del consumo de un vino, a veces y a algunos parece que se les olvida, tiene una serie de capítulos en el guión de trabajo, que resultan inevitables si lo que se pretende es lograr un objetivo de calidad contrastada y excepcionalidad. La bodega Dehesa del Carrizal, acogida a la apelación Vino de Pago y ubicada en los Montes de Toledo, entre los ríos Tajo y Guadiana, defiende en el mercado este vino blanco, elaborado con fruta de la casta Chardonnay, racimos procedentes de cepas asentadas en suelos de composición pedregosa, base silícea con subsuelos ácidos. Son viñas influenciadas por una climatología atlántica y exposición cardinal noroeste. Miguel Ángel Benito, enólogo del dominio, mima la Chardonnay y se nota. Lo decía en una entrevista que leí hace ya un tiempo : “Creo que lo más interesante es el reto que supone que cada año sea diferente. Me refiero a las condiciones, a todo lo que influye, hacer un buen vino varía de año en año y eso implica que cada temporada es un nuevo reto. Sin un respeto por la tierra no conseguiríamos vinos como los nuestros.” Verdad verdadera. Y es bueno recordarlo. Con un innegociable respeto en las tareas agrícolas, y tras la vendimia y la entrada de los racimos en bodega, se vinifica de modo convencional, finalizando con tres meses de maduración en barrica de madera nueva de roble francés. Antes de salir al mercado, se afina en botella durante un periodo adicional de seis meses. Presenta en copa parada una bella y limpia cromática amarilla pajiza, sensación visual densa. La cercanía aromática imprime un sello de fruta cítrica, melocotón de viña, pera Red Barlett, mantequilla, manzana reineta horneada, frutos secos tostados y balsámicos menos intensos. Muy destacable complejidad en el perfume pero siempre es la fruta quien asume el principal protagonismo. La boca es muy elegante, equilibrada, con volumen y apreciable estructura, paso glicerico, chasquido de grano de uva, la influencia del roble acompaña la expresión frutal pero aportando, sin nublarla. Esgrime una muy buena frescura, lineal de acidez bien integrado, sedoso. Una magnífica edición de añada que me ha deslumbrado. 

Puntos El Alma del Vino : 18’50/20.


Bodega Dehesa del Carrizal ♥️🍇🍷

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