La familia Todeschini es un referente de trabajo eficiente y convincente en lo que a vitivinicultura se refiere. Yann Todeschini, Karl, Jean Guy y Anne Marie, esta licenciada en farmacia, forman un grupo bien consolidado. Su dominio Famille Todeschini – Château Mangot & Château La Brande, es en Burdeos algo más que una opción identificada con la calidad. Hoy he descorchado una botella de la edición de añada 2018 de su Le Marmot La Brande, vino tinto encauzado en una conjunción varietal de las castas Merlot y Cabernet Franc, elaborado con uvas procedentes de labores agrícolas biológicas, en conversión a biodinámica. Una referencia douche aux fruits, que acredita mínima intervención, nudismo vitivinícola, elaboración en depósitos de acero inoxidable, empleo de levaduras indígenas y nada de enzimas, sulfuroso. Acogido a la apelación Castillon Côtes de Bordeaux, muestra en copa parada un cromatismo limpio y brillante, rojo picota con reflejos púrpura e incipientes grana, me recreo en la memoria con algún párrafo de la Eneida de Virgilio, en el que se menciona vestuario teñido con púrpura de Tiro, imperial, salvando las distancias, color originario de la secreción glandular hipobranquial de un caracol de mar. Anécdota aparte y siendo una añada 2018, mantiene una cromática lozana, llena de intensidad. Aromática que recoge nostalgias de fruta negra y roja en sazón, balsámicos plenos, flores, lavanda y mentolados, guiño meloso muy suave. Mucha expresión de fruta. La boca abre rotunda, ducha de fruta, frescura y buen tono de acidez, media fluidez y un fondo de fruta concentrada. Amplio y pulposo, con los taninos marcados, finos y golosos, magnífica persistencia. Me alumbra el calificativo de pureza. Directo, sin ambages.
Puntos El Alma del Vino: 17’50/20.
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