Valenciso Tinto Reserva 2016.



Puede que esta sea, no la única desde luego, una de las referencias que mejor conozco, vendimia a vendimia, de cuantas suelo catar y degustar en mi ya larga andadura en este fascinante universo de la cultura vitivinícola. Repasando mis agendas, veo una de mis primeras valoraciones que data de la edición de cosecha 2007. No hace mucho disfruté de las más recientes 2017 y 2018. Y el otro día, durante una comida de trabajo, en La Vieja Bodega Casalarreina, pude analizar la correspondiente al 2016. Y tras hacerlo, pude armonizar este vino, con una estupenda creación gastronómica, bacalao braseado con sus callos encebollados y base de salsa vizcaína. Celebrada alianza. Uvas de Tempranillo, originaria de parcelas ubicadas en los términos municipales de Ollauri, Briones, Haro, Villalba y Rodezno, suelos de componente arcillo calcáreo. Altitud media sobre el nivel del mar de entre quinientos siete y seiscientos diez metros. Tras la cosecha manual del fruto, se elabora en deposito de cemento, fermentación, maceración y maloláctica espontánea. Maduración por un tiempo de diecisiete meses en barricas, mayoritaria madera de roble francés y menor proporción de roble del Cáucaso. Después, pasó a continente de cemento, donde permaneció catorce meses más, afinando, antes del embotellado. Cromatismo rojo picota, limpio y brillante, reflejos púrpura y grana, en la fase aromática nostalgias de fruta negra y roja en sazón, balsámicos y finos tostados, algún liviano barniz mobiliario, flores, matorral, amplitud del perfume, la fruta madre por delante de la influencia del roble, pureza y sello de óptima maduración. Boca con arranque muy placentero, frescura por delante de calidez, prolongado y sutil, con volumen, taninos pulidos y maduros, los frutillos alzan su pulpa en la retronasal, junto a evocaciones de palo santo y un guiño torrefacto. Magnífica edición de añada. Danza contemporánea en boca y paladar. Como dijo una vez el gran bailarín alicantino Antonio Gades, “Una cosa es zapatear y la otra pisotear la tierra. La tierra no se pisotea, se le sacan sonidos acariciándola.” Este 2016 de Valenciso, acaricia con finura y mucho criterio.

Puntos El Alma del Vino: 18’50/20.

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