Azienda Agricola Giuseppe Quintarelli Bianco Secco 2014.


En la Valpolicella, al norte de Verona, zona de colinas y pendientes, enfiladas a una altitud media de quinientos metros sobre el nivel del mar, se enclava la historia de un gran hombre de vino, Giuseppe Quintarelli. Tras su fallecimiento en el año 2012, como siempre nos ocurre a los mortales, su maestría sigue subiendo escalones por estar considerado como uno de los grandes de la vitivinicultura italiana, pionero en la gestión de la Amarone allá por los años cincuenta del siglo pasado y auténtico instructor desde la región del Veneto para diversas generaciones de elaboradores. Por eso, descorchar una de sus referencias, es una acción de elogio premeditado, de profundo respeto y de pertinente curiosidad. Máxime en una botella de vino blanco, referente de la añada 2014, que he guardado durante un tiempo, bajo algodones, con las condiciones más apropiadas en aras a su conservación, exenta de agentes externos malintencionados. Un fluido edificado en torno a una conjunción varietal de las castas Garganega, Trebbiano, Sauvignon, Chardonnay y Saorin. La artesanía vitivinícola se alza con orgullo como un pendón propio en esta Azienda Agrícola del término municipal de Negrar, lugar histórico con asentamientos románicos de primer orden. En su proceso de elaboración, tras la cosecha manual y el depósito en bodega del fruto, se procede con una vinificación convencional, finalizando con una maduración en barricas de madera de roble. Se percibe durante la cata, el trabajo de removido de lías, la progresión en botella, una muy viva línea de acidez. Es hermoso, aporta calidez, integración del grado alcohólico, un guiño graso en el avance por boca, palpitante, elegante, con nostalgias organolépticas de confituras de limón, mandarina, cereal tostado, flor de crambe, jazmín, jara y brezo. Manzana reineta y memorias de panal de abeja. Insinuaciones de boudoir. Media alta persistencia, con una magna retronasal, que abunda en varios testigos aromáticos, completados por un fondo de sugerente salinidad, ámbar gris. Una cordial, compleja y gallarda expresión que convierte la cata y degustación de este vino, imbricado en un cromatismo limpio, brillante, oro viejo con reflejos amarillo Nápoles, en una de esas experiencias inolvidables. Se nota la pulpa, se percibe su alma. Impecable.

Puntos El Alma del Vino: 18’75/20.

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