Bodegas Fernández Eguíluz Peña La Rosa Maceración Carbónica 2022.


Es la tercera añada que cato en poco tiempo de esta maceración carbónica inapelable que Pilar Fernández Eguiluz enarbola con justificado orgullo. Peña La Rosa en edición de cosecha 2022. Por delante, el referente del año 2021, maduración fenólica pausada, cumpliendo los tiempos de modo óptimo que propició una selección de fruta eficiente. Dieciocho con cincuenta puntos sobre veinte posibles en mi agenda. Y luego, la inmediata a la presente, la del ejercicio 2023, sobre el papel complicada, pero en la realidad amable, fresca, puede que más ligera pero muy cantarina y crepitante, chorro de fruta en erupción. Dieciocho con setenta y cinco puntos sobre veinte posibles, en mi cuaderno de bitácora. Y esta del 2022, catada esta mañana, cumpliendo los cánones de las uvas fermentadas en una atmósfera de dióxido de carbono, explosión de frutas rojas, jalea, rosas y dalias, guiño suave balsámico, infusión. Boca en clave de lozanía, pulposa, plena en sinfonías de fruta, con mucho equilibrio en el paso, sustanciosa. Persistente y muy identitaria. En base a su expresión retronasal, con fondo más mineral que las otras dos. En mi agenda personal, diecinueve puntos sobre veinte posibles. Reluce en madurez, en equilibrio y en especificidad. Mis sinceras reverencias a esta referencia la alían con aquellos versos sueltos del poeta de la Alpujarra almeriense, Francisco Villaespesa, que quiso ser pintor sin pincel pero sí con pluma, entre rojo y rosa fragantes y la frescura de un florido paisaje de acuarela. En fin, Peña La Rosa, una copla necesaria, en la colección vitivinícola de la denominación de origen Rioja. Añada tras añada.

Puntos El Alma del Vino: 19/20.

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