Bodegas Muga Reserva Selección Especial 2011.


Puede que sea esta una de las referencias de la actual denominación de origen Rioja que siempre incluiría en un listado personal de valores seguros, de vinos que seleccionarías para una comida de amigos ó que llevarías a casa de tus suegros durante la Navidad. Porque añada tras añada, el vino tinto reserva selección especial de Bodegas Muga mantiene una regularidad digna de aplauso, incontestable. Mantengo la opinión de que su potencial en cuanto a fruta, su iconográfico respeto a las tradicionales conjunciones varietales de los vinos finos de Rioja, y su perfil convencional pero alojado en el presente, lo convierten en uno de esos vinos que sabes que no dejará indiferentes a quienes se sienten a tu lado en la mesa. Catado y degustado durante la segunda jornada de La Cata del Barrio de la Estación de Haro, pude comprobar como mis acompañantes en el evento, un grupo de personas bebedoras de vino por pasión y cercanía, disfrutaron de lo lindo, con esta añada en el interior de sus copas. Sobra decir, que yo también lo hice.
Conjunción varietal con base mayoritaria de la casta tempranillo, setenta porcentual, con aportes complementarios de garnacha, mazuelo y graciano. Fruta vendimiada en parcelas dispuestas en terraza, con suelos de composición arcillo calcárea. Tras la vendimia, y tras la llegada de la uva a bodega se inicia un proceso de vinificado tradicional, con fermentado alcohólico utilizando levaduras indígenas que tiene lugar en depósitos de roble, finalizando con una maduración de veintiseis meses empleando como continentes barricas de madera de roble manufacturadas en la tonelería de la bodega. Clarificado previo al embotellado, con clara de huevo fresco y afinado adicional de doce meses antes de su salida al mercado.
En copa parada ofrece un cromatismo apicotado de muy buena intensidad, con reflejos púrpura, nariz que alumbra nostalgias de fruta roja y negra maduras, eje balsámico que acompaña los descriptores procedentes de las drupas, regaliz, dejando en el final de la fragancia sensaciones tostadas y especiadas, estas más ligeras. Hay un guiño láctico que aporta empaque al vino, y que unido a las vainillas y la pimienta escenifica en mi memoria un registro de pain d´épices. La fruta siempre en primer plano, dejando un sugerente retorno de bayas silvestres y frutos rojos.
Boca que arranca sabrosa, con rastro jugoso, longitudinal traza de acidez, despliega frescura y magnifica la presencia de una fruta junto a un punto untuoso. Equilibrado y con una estupenda estructura, los taninos aparecen marcados, golosos y amables. Madurez, frescura y condición. Muy buena persistencia, con la retronasal alzando las evocaciones de moras, cerezas y ciruelas negras y rojas, con vainillas y pimientas, ligeros tostados, lácticos y balsámicos, regaliz, que redondean su expresión. Extenso, con pegada y muy buen alcance. Epílogo poblado de sapidez y mucha fruta.

Puntos El Alma del Vino: 18’25/50.

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