La seña alfareña de la vitivinicultura tiene en Bodegas y Viñedos Ilurce un buen representante y en ese lance, aparece en el mercado este Ángel, un vino tinto trazado a partir de una base de la varietal Garnacha, matizado con una maduración en barricas de madera de roble francés, por un periodo de entre cuatro y seis meses. Antes, se procede con una vendimia manual de los racimos, traslado a bodega del fruto y maceración en frío, precediendo a la fermentación alcohólica. Desde el interior de la copa surge un color rojo picota, limpio y brillante, con reflejos púrpura. La cercanía aromática imprime en nariz nostalgias de fruta roja en sazón, gesto esencia de naranja,,un guiño balsámico en segundo plano, evocaciones florales y silvestres, pizca de confite y en el fondo una seña tostada, como influencia de la madera que le acoge en la maduración. Boca jugosa, media fluidez, sápido y desplegando frescura, esta por encima del grado. Estructura y equilibrio. Taninos finos y pulidos, con media alta persistencia. Un homenaje sereno y efectivo a los ancestros de la familia Escudero, en el que la Garnacha de Rioja Oriental cobra el merecido protagonismo que le corresponde, como agente varietal eterno que generación a generación vitivinícola, ha sido un refulgente icono. Una de esas referencias que puede servir para entender una de las castas vitícolas con más presencia en el mundo.
Por cierto, yo llegué al mundo en el año 1965. En la denominación de origen Rioja, una añada terrible. Me hace especial ilusión que la etiqueta de este vino, haga mención a esos dígitos.
Puntos El Alma del Vino: 17/20.
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