Con muchas añadas del vino rosado de Garnacha de Bodegas y Viñedos Ilurce a mis espaldas, acogía hoy esta edición de vendimia 2023, durante mi reencuentro con el acto de presentación de añadas del colectivo Bodegas Familiares de Rioja, celebrado en Logroño. Fue en un evento similar la primera vez que lo aprecié, en la edición de añada 2011. Luego fueron otras cosechas posteriores, por ello presumo de conocer y también de admirar este vino. Siempre con mucha intensidad de color, fresco, armado de confite, muy en clave frutal, pulposo, deslizando desde el primer instante un ejercicio pleno de expresión, sápido y con excelsos recuerdos aromáticos de fresas de mata, grosellas y cerezas, granada y pomelo rosa. La fruta roja por delante de la seña cítrica, flor de naranjo y magnolia, punto balsámico liviano. Frescura por doquier en el perfume. Viveza y lozanía en boca, sustancioso, con paso sostenido, largo y medio alto en persistencia. Un cromatismo precioso, limpio y muy brillante, tonos frambuesa, como un tapiz con base en el ácido quermésico, el paludamentum de un general romano, carmín veneciano o misterioso rojo español. Refulgente. Radiante. Fúlgido. La Garnacha de la Rioja Oriental, icónica tipicidad vitífera, leyenda viva de la denominación de origen, es gestionada con mimo por la enóloga Ana Escudero, con selección de uva, despalillado y estrujado, maceración, sangrado del mosto obtenido, desfangado y fermentación alcohólica, utilizando levaduras indígenas.
Cierto es que la añada 2023 fue compleja en Rioja, pero tan cierto o más que esta referencia del alfareño dominio Ilurce mantiene su intensidad y su sabrosa capacidad expresiva.
Puntos El Alma del Vino: 17’50/20
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