Cabernet sauvignon, Tempranillo, Petit verdot, Merlot y Syrah forjan la identidad múltiple de este vino tinto de pago, Colección Privada de la Bodega Dehesa del Carrizal, que he descorchado en su edición de añada 2019. Las rañas juegan un rol relevante en la estructura de esta referencia, entendiendo como tal las formaciones sedimentarias formadas por piedra de cuarcita con útero arcilloso y configuración en relieve elevado y pendiente suave. Una influencia climatológica mediterránea con algunas notas atlánticas. Arcilla y canto rodado presencial en el suelo, y después de la cosecha de los racimos, vinificación estanca de cada una de las variedades, finalizando con una maduración de entre doce y quince meses en barricas de madera nueva de roble francés. Antes de salir al mercado y tras embotellar, los responsables técnicos de la bodega, dirigidos por Miguel Ángel Benito, dejan pasar un tiempo adicional de afinado. Exhibe un limpio y brillante cromatismo rojo picota, con reflejos púrpura, incipientes grana. La nariz es elegante, franca, apunto memorias de fruta negra en sazón, segunda instancia balsámica y después la complejidad que aporta la maduración en roble, especiados dulces, pimienta roja, cacao, bombón inglés y un guiño más suave de hoja de tabaco, hierba santa. Boca que arranca con frescura y proyección de terciopelo, redonda y con volumen, buen lineal de acidez, confituras, taninos pulidos y sápidos. Muy buena seña de persistencia, las notas frutales dirigen el recorrido, equilibrio. Galanura, intensa suavidad, marcada golosidad. Muy buena edición de añada.
Puntos El Alma del Vino: 17’25/20.
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