Misma referencia, diferentes añadas. El vino tinto Número IV de Jesus De Madrazo Mateo, un crianza de Rioja, más que solvente muestra su diversidad en función de las características de cada edición de cosecha. Hace un tiempo expresé mi criterio sobre la referencia catada correspondiente al 2018, puntuada con dieciocho puntos y medio. Fue aquel un año que dio vinos tintos de graduación media ligeramente inferior a la de los años anteriores, armoniosos y de excelsa suavidad. La del año 2019 fue la de los taninos, manifestando sensación de alta potencia polifenólica y dando lugar a vinos tintos rotundos en la denominación de origen. Es el caso. Incorporando al grupo de variedades de la añada anterior, Madrazo añade una proporción de Mazuelo, buscando y lo dice guiñando un ojo, reforzar la tanicidad y el frescor en el resultado final. Merlot, proveniente del hogar vitícola de Bárbara Palacios López-Montenegro, junto a Garnacha, Graciano y Tempranillo. Dice Chus que identifica el vino de esta añada como el mejor de todas las elaboradas hasta el presente. Por lo demás vinificación con fermentación alcohólica y maloláctica, esta en barricas, mayor porcentaje y en depósito inoxidable, finalizando con una maduración de catorce meses en barricas de madera de roble americano y francés, en paritaria condición. Intenso, con una gama cromática rojo apicotado, la añada de la potencia en el color, reflejos púrpura. Aromas que memoran fruta roja y negra en sazón, nudo balsámico que se conjuga junto a un recuerdo a bombón inglés, especiados finos, pimienta de Jamaica. La boca es redonda, muy sápida y plena en frescura, estructurado, prolongado y con unos rollizos taninos, maduros y orgullosos. Óptimo en clave de persistencia. Despliegue de color, tanicidad, balanza entre grado y acidez, fruta y serena elegancia. De esos vinos en una añada deslumbrante.
Puntos El Alma del Vino: 19/20.

Comentarios
Publicar un comentario