La Granja de Remelluri Lindes de Remelluri Viñedos de Labastida y Viñedos de San Vicente de la Sonsierra 2018.


Si uno escucha, sabe que aprende. Ya dicen que lo sentenció el filósofo grecolatino Epitecto de Frigia, “Así como hay un arte de bien hablar, existe un arte de bien escuchar.”Hace ya un tiempo atendí las explicaciones de una leyenda de la denominación de origen Rioja que me explicaba las diferencias entre los vinos de dos municipios cercanos, Labastida y San Vicente de la Sonsierra. Ambos vinculados a la Sierra Cantabria, condición cardinal distinta, suelos donde se asientan las viñas con estructura dispar y por ello expresión desigual. Poco tiempo atrás pude catar y degustar las referencias Lindes de Remelluri, hijas de Telmo Rodríguez, las dos en edición de añada 2018. Viñedos de Labastida, Viñedos de San Vicente de La Sonsierra. La mencionada en segundo lugar elaborada con uso de levaduras indígenas en la fermentación y una maduración de un año en barricas de madera de roble. La primera referencia, mismo medio de vinificación y tiempo de maduración. El vino de Labastida elaborado con uvas de las castas Tempranillo, mayoritaria, Garnacha y Graciano, fruta proveniente de treinta y seis terruños ubicados en las fincas Marrate, El Calvario, Castrijo, Las Ginebras, El Bosque, La Torera, La Carbonera, Govate, Mugazabal, La Hueta, El Abejal y Henares y localizados a una altitud de entre cuatrocientos cuarenta y setecientos diez metros. El sonserrano, mismas varietales y racimos cosechados en los límites geográficos de la localidad. El vino de la zona alavesa de la denominación marca intensidad aromática de fruta negra en sazón, con una seña más vibrante de acidez y un punto más estructurado. El de San Vicente, algo más sápido y fresco, y fruta roja como actriz protagonista. Labastida más hercúleo y con guiños especiados, pimienta, balsámicos y un final de mineralidad, roca. San Vicente, sedoso, más tánico, más persistente y acabado. Diferentes, y ambos convincentes. Poca distancia separa los viñedos. Escenarios dispares dan lugar a un claro ejemplo de la exquisita diversidad de la denominación de origen. Una experiencia única, un estupendo aprendizaje.

Puntos El Alma del Vino : Labastida 17’25/20 | San Vicente 17’50/20.

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