Una de las características que en clave de ciencia infusa expresa la variedad Garnacha Blanca en un vino, es ¿cómo decirlo?, suavidad, un guante de seda en boca y paladar, una alfombra de crema hidratante vínica, como si las señas de la ampelografía aplicada y la vitivinicultura tuvieran una real fábrica de tapices de donde en lugar de lana y yute, surgiera esta uva blanca de alto grado de alcohol y comedida acidez. Bodega Inurrieta y el enólogo del dominio Jabier Marquinez Villarreal, logran con su referencia Mimao Blanco Garnacha blanca en barrica 2021, confirmar mi previsión, tal vez más literaria que académica. Sensaciones íntimas al margen, la fruta que da luz a este vino procede de una cosecha en Viña Campo Nuevo, propiedad del dominio. Marquinez vinifica mediante fermentación alcohólica y una posterior maduración en barricas nuevas de madera de roble francés que se prolonga durante cuatro meses, efectuando removidos periódicos de las lías. Cromática en copa parada que pincela un tono amarillo pajizo, brillante, limpio, con leves insinuaciones doradas. Nariz de cuya proximidad surgen nostalgias cítricas y de fruta blanca con hueso, infusión balsámica de anís, flores y matorral, bergamota y jazmín, mostrando de fondo un tic que me recuerda carrés au citron, postre de la pastelería francesa. Entra en boca con frescura y untuosidad, ancho y largo, seda natural, armonioso y con el grado alcohólico bien integrado. La influencia del trabajo con las lías y su profusa expresión frutal y floral aportan enjundia al conjunto. Un estupendo ejemplo de vino blanco de la variedad Garnacha Blanca, en una muy buena edición de vendimia, la del 2021.
Puntos El Alma del Vino: 18/20.
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