Iker y Alberto Martínez Pangua honran a su madre, Ana, a través de esta referencia de su bodega y lo hacen con un ensamblaje de uvas de la casta Viura, mayoritaria, y de Malvasía, complementaria. Ana de Altún en su edición de vendimia 2022 es un vino blanco virtuoso, intenso en aromática, armonioso en su despliegue por boca y paladar. Y a mi no me sorprende, son unas cuantas ya las añadas catadas y degustadas de esta referencia y lo considero un valor seguro dentro de mi carpeta personal de vinos blancos de la denominación de origen Rioja. Fruta procedente de quince parcelas de reducidas dimensiones, situadas en considerable pendiente. Tal como bien definió Pablo Franco, director técnico del Consejo Regulador, fue una añada óptima para expresar la heterogeneidad de Rioja, una vendimia de emociones, capacitada para el logro de grandes vinos. Y en efecto, es esta una referencia emotiva y no solo por el homenaje filial. Lo es también porque demuestra carácter, personalidad, enjundia, nervio. Tras la vendimia manual y una breve maceración en frío, seguida de un ligero prensado, se procede con la fermentación alcohólica, que tiene lugar en barricas de madera de roble francés. Como epílogo, madura durante tres meses en contacto con las lías, en contienentes de acero inoxidable, realizando removidos de periodicidad semanal. En copa parada exhibe un cromatismo amarillo pálido, limpio, lumínico, brillante, con nostalgias aromáticas cítricas y de fruta blanca, pera conferencia, tartaleta de limón, azahar, alhelí, ciruelas proustianas, almendra verde. Boca con chorro inicial de frescura, mantenida hasta el final, prolongado, paso glicérico, volumen y armonía. Refrescante, equilibrado, largo y ancho en su exhibición. Uno de esos vinos que hace buena la frase : un original vale más que una copia. Auténtico y excepcional.
Puntos El Alma del Vino: 19/20.
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