Las Cantaradas de Pilar Fernández Eguiluz tienen en este Cuvée Trasiega Serendipia una representación de la crianza oxidativa, digna de atención. Edición de añada 2019 de un vino blanco elaborado en base monovarietal, con la perla blanca de Rioja, la Viura, como actriz protagonista, y un aporte menor complementario de Malvasía que centra el resultado final con su expresión golosa y fina.Vinificación mediando fermentación y maduración en bocoi de quinientos litros. Cuarenta y dos meses de proceso de crianza oxidativa y embotellado final directo desde la barrica, sin filtrados ni estabilizados. No sé si Pilar atribuye esta referencia, haciendo bueno el calificativo escogido para denominarlo, a un descubrimiento accidental y lo cierto es que la propia vitivinicultora que sin incluir en su proceso maceraciones o gestión de removido de lías, a muchos les parece un atrevimiento, casi un error, pero que a ella le encanta. Osadía o no, a mi también. Fruta procedente de viñas viejas, dispuestas en ladera, plantea una cromática dorada, limpia y brillante, asomando reflejos de amarillo napolitano. En nariz extiende memorias de frutas blancas y cítricos en ligera compota, almendra tostada, muy leve memoria de colmena, infusiones, matorral y balsámicos, además de un fondo que me recuerda trilla en la era. Boca sugerente, abre con gestos de frescura, paso untuoso de medio alcance, simetría y armonía en el avance, volumen y persistencia. Retronasal que habla de elegante fruta evolucionada, de guiños yodados sutiles y de una apropiada conjura de tiempo y espacio para lograr un vino con carácter y excepcionalidad.
Puntos El Alma del Vino: 18/20.
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