Buenaventura Aragó y Rivas fue un farmacéutico español que salió de la botica para bucear en la agricultura y el naturalismo. En una de sus obras, Tratado completo del cultivo de la vid y elaboración de vinos de todas clases que data del año 1871, escribió sobre multitud de varietales y en concreto describió la Garnacha de la siguiente manera: es una uva algo bermeja y parecida al moscatel, racimo pequeño con el grano poco grueso, hollejo duro, pulpa firme y jugo dulce, quiere tierra cascajosa. Esta uva es buena para comer y colgar, su vino es de buen gusto. En la bodega localizada en el término municipal de Badarán, Martínez Alesanco y con los criterios profesionales de la enóloga Pilar Torrecilla, la Garnacha se ilustra, expresiva, varietal, desde el corte de madera robisco en la cepa, sarmiento corto y grueso, tal y como también describía Aragó. Fruta madre procedente de una finca bautizada como Valdeponzos, con fecha de plantación que data del año 1905, y en cuyo proceso de elaboración se incluye una fermentación en continentes de acero inoxidable, con un periodo de permanencia en contacto con lías, finalizando con una maduración de poco menos de un año en barricas de roble francés que han sido envinadas con blanco. Afinado en botella durante un periodo similar antes de salir al mercado. Visual roja cereza, brillante y limpia, con matices cromáticos púrpura. Nariz recibiendo nostalgias de frutos rojos maduros y silvestres, notas varietales cítricas, guiño especiado y balsámicos, un tic de mineralidad de fondo. Suave en la entrada, con amable recorrido y gallarda frescura, tanicidad fina y pulida, media alta persistencia. Respeto identitario, una Garnacha fulgurante en una muy buena edición de vendimia. Sabrosa.
Puntos El Alma del Vino: 17’75/20.
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