Bodegas Martínez Alesanco Nada Que Ver 2019.


Brotación tardía, maduración precoz. La Maturana Tinta de Nada Que Ver, edición de añada 2019, refleja intensidad, cromatismo impecable, concentrado, antocianos, chorro de acidez y estructura en la que grado alcohólico muestra sus galones varietales. Delicada en su gestión de campo, es la base monovarietal de este vino tinto de la bodega Martínez Alesanco, bajo el criterio enológico de Pilar Torrecilla.
Fruta madre procedente de la finca El Hombo, ubicada en el término municipal de Badarán, suelos de componente arcillo calcáreo, y alzada a setecientos metros sobre el nivel del mar. Tras la cosecha del fruto, se procede en bodega mediante fermentación y maceración en barricas, con permanencia en roble y maduración en barricas de madera nueva de robles europeos donde tiene lugar la fermentación maloláctica. Cromatismo picota oscuro con reflejos violáceos, muy limpio y brillante, nariz envuelta en recuerdos de fruta negra en sazón, balsámicos y flor de lavanda, especiados más suaves, fondo de cacao. Guiños de bombón inglés y hoja de tabaco. Boca ducha de fruta, recorrido profundo, volumen, equilibrado. Magnífica seña de persistencia, con los taninos golosos y cremosos, amable y contundente al mismo tiempo. Desliza un tapiz malva, lavatera, que de los tonos pasa a los sentidos, morel, firme y sedoso. Una muy buena exhibición de añada que presume de pureza. Comparable a la Dora Maar cubista de Picasso, al ramillete de violetas de Berthe Morisot, de Manet. O como escribió la narradora canadiense Lucy Maud Montgomery : “también pienso que las violetas son pequeños recortes de cielo que caen cuando los ángeles cortan los agujeritos por donde brilla las estrellas”. Frondoso, emotivo, largo y penetrante.

Puntos El Alma del Vino: 17’50/20.

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