Tal vez una de las más acertadas maneras de comprender la grandeza de esta referencia de Bodegas Solana de Ramírez sería visitar el viñedo centenario de la varietal Garnacha Tinta, localizado dentro de los lindes del término municipal de Ábalos, y ver de cerca la anatomía de aquellas cepas, sus pulgares y brazos, el tronco, un espectáculo de la prodigiosa viticultura riojana. Llámase pezón en este fascinante universo, pedúnculo, al palito que se ve sin uvas y aparece prendido al sarmiento en el extremo superior del racimo. Así lo cita el Semanario de Agricultura y Artes, en una continuación del ensayo sobre las variedades de la vid común, fechado en el mes de enero del año 1807, que se conserva en el Ministerio de Agricultura de España. El apelativo pezón negro es, tal y como explican desde la bodega, motivado porque el bisabuelo de la familia, cuando iba a esa viña por entero cubierta de cepas de garnacha, la forma que utilizaba de ver si la uva estaba madura era quitando un grano y viendo el pezulo, mal llamado por él pezón, por eso decía que si tenía el pezón negro, la fruta ya estaba en estado óptimo de maduración. Pezulo, pezón. No es lo mismo, y sin embargo admitimos el error del antepasado de la familia, porque en este caso el orden de los factores no solo no altera el producto, sino que nos da una lección más de como se gestionaban las viñas en el pasado. Vista, oído, olfato, gusto y tacto. Actitud, observación y mimo. Sabiduría infusa, un tesoro del agro, a proteger y sin duda, reivindicar.
Tras la cosecha manual del fruto, se procede, en bodega con un desgranado artesanal y un posterior prensado, vinificación tradicional siguiendo los parámetros técnicos del enólogo titular del dominio, Francisco Javier Ramírez de la Piscina. Finaliza con la pertinente maduración, llevada a buen término en bocoyes de madera de quinientos litros. Erudita escenificación de la variedad, en una edición de vendimia, la de 2019, que en general dio lugar a vinos de alta carga polifenólica, taninos redondos y muy buena estructura. Cromatismo rojo picota con reflejos púrpura y grana, limpio y brillante, nitidez aromática de frutas rojas en sazón, confite cítrico, perímetro balsámico, guiños especiados muy suaves y un fondo que me evoca mineralidad, ámbar gris. Sustancioso, fresco y vibrante en el avance, buena seña de persistencia, con unos taninos suaves, maduros y pulidos. Una buena Garnacha de la margen izquierda del río Ebro, sutil, grácil pero intensa y categorizando la especificidad.
Puntos El Alma del Vino:18/20.
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