Una Garnacha centenaria ocupa un altar, un capítulo especial en la agenda de registros de un catador. Porque el respeto que merece de antemano, es directamente proporcional a la solemnidad de la veteranía, al paso del tiempo y la esencia de la perdurabilidad. El Sueño de Amado en edición de añada 2019 recoge en la botella la huella imborrable de los ancestros de una familia alfareña dedicada con un compromiso férreo a las labores de la vitivinicultura. Es hermoso beber un vino tinto que rinde culto al viaje de recién casados de Julia y Amador, desde La Rioja a Requena, lugar de donde se trajeron unas gavillas propias de ese rincón geográfico de la provincia de Valencia. Y recién llegados a casa, el hombre decidió injertar la viña, plantada en el año 1916, y mencionada como La Casilla de Cabezorroyo. Ubicada en las laderas de la zona alta de Monte Yerga, término municipal de Alfaro, de aquellas vides surge la fruta madre para la elaboración de esta referencia, vendimiada en modo manual. Vinificación con perfil convencional incluyendo una maceración prefermentativa y al final un procedo de maduración que se prolonga durante un año en barricas de madera nueva de roble francés. Perfila una visual estética limpia, brillante, cromatismo rojo picota, reflejos púrpura, con nostalgias en la cercanía aromática de fruta roja en sazón, tic cítrico de naranja, centro balsámico, retazos silvestres finos, y bajo el aval de la influencia del roble que le sirve en la maduración, un punto de bombón inglés y un aire que evoca tostados muy livianos. Boca esbelta, longitud, frescura y buena armonía, la fruta dirige la exhibición, con una tanicidad sápida y redonda. Persistente y muy identitario. Una Garnacha Tinta de la Rioja Oriental, plácida y expresiva, en una edición de añada, 2019, gratificante.
Puntos El Alma del Vino: 17’50/20.
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