La Microbodega del Alumbro es un proyecto familiar que surge de un matrimonio y su hijo, Juanjo Moreno, Maribel Rodríguez y Abel, imbricados en vinos de corta producción y elaboraciones naturales, muchas de ellas por debajo de diez miligramos de sulfitos por litro. Ubicados al suroeste del río Duero, en la provincia de Zamora, planean entre viñas viejas y rescate de antiguas varietales a cepas de reciente plantación. Una de sus referencias, este Hello God, en edición de cosecha 2018, forma parte de esos vinos que uno guarda para, olvidado pero bien conservado, ser descorchado el día más inesperado. Y hoy ha sido ese día. Varietal Godello, ancestral, legendaria. Procedente de antiguas viñas asentadas en suelos de arcilla y grava. En bodega, tras la cosecha del fruto, se procede con un proceso de fermentación en depósitos de acero inoxidable, manteniendo los cánones de mínima intervención. Descorcho y dejo unos minutos, quince en concreto, de aireación en copa. Su color es naranja limpio, ligeramente velado, con matices oro viejo, la nariz recoge nostalgias de confitura de limón, manzana reineta horneada y melosa, jazmín, gengibre, cereal y bergamota, otoño, compota navideña. Boca que mantiene punto de frescura, es goloso, percibo un guiño de confituras en la retronasal en el que la fruta se expresa con sapidez. Ha comenzado a perder cierta seña de frescura, pero guarda un empuje, un perfil almibarado, en el que también descubro un testigo final de melocotón de viña. Rusticidad, para un concepto de vino aborigen, que sirve de tapete austero en una imaginaria mesa vinícola, alrededor de la que solo nos sentamos, quienes balbuceamos un idioma no apto para todos los públicos. Porque los sonámbulos del vino, también existimos.
Puntos El Alma del Vino: 16/20.
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