A Telmo Rodríguez hay que reconocerle su categoría de enólogo nómada, aquí, allá y acullá. Su versatilidad está más que demostrada. Presente en varias denominaciones de origen, desde su dominio pairal en Rioja, Telmo elabora este vino tinto elaborado con uvas de la casta Monastrell que responde al apelativo de Almuvedre, que en su edición de cosecha 2022 se fundamenta en fruta madre cosechada en las parcelas Collado de Salinas, Madara, Falcones, Solaneta y Tumanes, localizadas en los términos municipales alicantinos de Villena y Monovar y enmarcadas en suelos de composición calcárea, estructura arenos y frecuente presencia de cantos rodados. Marcado carácter mediterráneo para un vino que en su proceso de vinificado incluye fermentación alcohólica en continentes de acero inoxidable, usando levaduras indígenas, y una maduración de entre seis y ocho meses, combinando cemento y acero inoxidable. Una añada espectacular, pincelando en copa parada un cromatismo limpio y brillante, rojo cereza con reflejos púrpura, nariz que recibe nostalgias de fresas de mata, guindas, kirsch, balsámicos finos, bergamota, salmuera y un fondo de granito, colección de minerales. Boca muy sabrosa y fresca, con buen registro de acidez y una estructura bien equilibrada. Tanicidad gustosa y madura, con un amable guiño de marcaje. Largo y sustancioso, el retrogusto afirma el carácter de la fruta roja y un pétreo recuerdo, que consolida su expresión mineral. Una estupenda exhibición de Monastrell que me ha encantado.
Puntos El Alma del Vino: 18’75/20.
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