Pedro Salguero lleva la dirección técnica de Viña Ijalba con pasión, mismo término que el joven enólogo utilizó en cierta ocasión para describir que significa el mundo del vino para él. De esa llama nace este vino tinto monovarietal de la casta Graciano, que en la bodega logroñesa incluyen dentro de la Colección Varietales. Edición de cosecha 2021, elaborada con fruta madre originaria de un viñedo localizado en las inmediaciones de Logroño y que se gestiona en clave de agricultura ecológica. Tras la cosecha manual, y el porte de los racimos a bodega, se procede con una fermentación en tinas de roble, maloláctica y una maduración de diez meses en barricas de madera de roble francés y americano. He catado el vino y después lo he degustado, en armonía con un asado de lechazo. Mis impresiones guardan relación en primer lugar con estas líneas de Chūgaeri, obra del Premio Nobel de literatura japonés Kenzaburo Oe, “Las cosas sólo se pueden entender correctamente cuando se capta su espíritu mismo con pureza, lejos de las palabras e imágenes que las representan”.
En segundo lugar capto en copa parada una cromática roja picota, ligera e intensa, limpia y brillante, con reflejos púrpura. La proximidad aromática me deja nostalgias de fruta roja en sazón, guindas y cerezas, continuidad balsámicos y guiños silvestres, herbales, ajedrea, salvia. Especiados mucho más suaves de fondo. La fruta roja siempre en primer término. Entrada en boca fresca y equilibrada, buen despliegue de acidez, taninos golosos y pulidos, media alta sensación de envolvencia y en la retronasal, guiño de kirsch. No hay máscara de madera, reconozco la variedad, hay personalidad en este vino y una evidente declaración de intenciones de parte de sus proponentes, pureza vinícola por encima de cualquier otro enunciado. Porque como bien afirmó un genial poeta irlandés, ser natural es la más compleja de todas las poses.
Puntos El Alma del Vino: 17+/20.
Comentarios
Publicar un comentario