El secreto del abuelo sobre la silueta del municipio de Ábalos, dos conceptos ligados a la elaboración, a la historia, la tradición. Como sentenció el mandatario británico Harold MacMillan, “Tradición no significa que los vivos estén muertos, significa que los muertos viven.” Y en materia de vitivinicultura, son manual, aprendizaje, magisterio. Los abuelos, los antepasados, el tesoro de su trabajo, sus consejos y conocimientos, todos y todas. Pilar Fernández Eguiluz, me consta, sabe lo que digo. Tempranillo de viñedos ubicados en parcelas diferenciadas por nivel de altura, dentro del término municipal de Ábalos, sesenta años de antigüedad. Cosecha manual del fruto, Maceración carbónica y maduración de un año en barricas de madera de roble francés. Vino iconódulo, ferviente con los métodos de vinificación, fiel a la identidad. Sugerente cromatismo rojo picota, limpio y brillante, reflejos púrpura, desplegando en nariz evocaciones de frutos rojos maduros, guiño de fruta negra, balsámicos y un punto especiado muy fino, memoria de salmuera y asomos de toffee. Entra en boca sápido, golmajero, con finura y sustancia, amplio y largo en su proyección, taninos maduros y pulidos, sensación efervescente en la retronasal, esta muy dominada por los bríos de la fruta madre. Muy buena condición de persistencia. Alegato de imperecedera tradición de Rioja. Santo y seña.
Puntos El Alma del Vino: 17’50/20.
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